BACH
Su significado en alemán es riachuelo. En cambio nunca llegó al mar ya que su vida transcurrió en tan solo 100 km a la redonda entre las ciudades de Eisenach, Köthen, Leipzig… ahora a través de las Suites, el paisaje, las costumbres y las gentes de la Bahía del Txingudi en Euskadi, queremos llevar ese Bach hasta el mar siendo la danza contemporánea el apoyo visual de esa gota que realiza el viaje del ciclo del agua…
Entre 1717 y 1723 Johann Sebastian Bach vivió en Köthen uno de los periodos más felices de su vida. Con una edad comprendida entre los 30 y los 40 años se encontraba inmerso en un ambiente musical extraordinario gracias a su mecenas el margrave de Brandemburgo. La producción instrumental es muy extensa y muy rica en éste periodo debido a que Bach disponía de buenos músicos que interpretaban sus obras en la Corte de Köthen como es el caso del violoncellista C.F. Abel a quien dedicó la Seis Suites.
Bach es el poeta de la música, sus Suites están creadas sobre estrofas que forman toda una arquitectura musical que con esta presentación toma forma y movimiento en la escultura humana y en el paisaje de la Bahía del Txingudi. Los sonidos se fusionan con los movimientos creando una gama infinita de sentimientos en los preludios, las alemandas, las courantes, zarabandas, minuetos, bourreés, gavotas y gigues. El enigma nace al pensar si Johann Sebastian compuso estas danzas para ser bailadas o simplemente usó los términos de danza para inspirarse y crear una obra puramente instrumental…cada persona pondrá su último sentimiento.
En esta época, para los bailarines, el hecho de tener delante unas danzas representaba una obligación el seguir los pasos estipulados para cada una de ellas como se aprecia en la cantidad de coreografías escritas como si de una partitura se tratara con sus pasos y movimientos. Así, si por ejemplo se interpretaba una Gigue, los pasos a bailar eran los propios de la Gigue. En cambio con la danza contemporánea, la libertad de movimientos adquiere una nueva dimensión rompiendo y abriendo nuevos caminos que además hoy en día ayudan al músico a desarrollar su imaginación en la interpretación musical de estas partituras que, si aún con la duda de si se llegaban a bailar, lo que es cierto, es que estaban inspiradas en las danzas que llegaron hasta la época barroca.
Así la música que hoy en el siglo XXI escuchamos de Bach, inspira a los bailarines de tal forma que su cuerpo responde con la libertad de movimiento que no existía en el siglo XVIII. La bahía del Txingudi ha cambiado mucho desde la época barroca…el agua siempre es la misma…
- Iñaki Etxepare