La grabación de un álbum en el que participa un músico como Dave Liebman, que ha trabajado entre otros con Miles Davis, es siempre motivo de interés. Las razones son diversas, pero principalmente, teniendo en cuenta a los protagonistas de esta música, enseguida aparece la curiosidad de cómo va a funcionar esta unión.
El repertorio, entonces, es determinante. En Skytrain, este está formado íntegramente por composiciones originales. Podría dividirse en tres grupos estilísticos, y en todos ellos Liebman se maneja con igual soltura. Por un lado, lo que podríamos llamar una temática post-bop, piezas como “Energy Thieves”. Por otro, los temas que se acercan más al rock y el funk, como “Skytrain” y finalmente, composiciones más sombrías, como “Gris”, que recuerdan sus colaboraciones con Richie Beirach. Eso fue en la primera sesión de grabación.
Hubo luego una segunda sesión en la que Perico Sambeat ocupó el lugar del saxo y Mario Rossy reemplazó a Javier Colina en el contrabajo (en ambas estuvo Guillermo McGill en la batería). La línea estilística del álbum siguió intacta y el resultado fue igualmente magnifico. Esto es fácil de explicar: además del valor individual de los músicos estamos en presencia de un grupo de “viejos conocidos” con códigos en común, habituados a compartir infinidad de proyectos musicales.
El resultado es un álbum de enorme calidad, frescura, y originalidad, que seguramente será del agrado de los oyentes.
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