En la obra de Joan Guinjoan conviven el profundo sentido formal, el imperativo de la búsqueda y un impulso creativo que nace de la preocupación por el propio material sonoro. Todo ello finalmente se traduce en un lenguaje espontáneo pese a incorporar una gran diversidad de procedimientos y una elaboración tímbrica y textural minuciosa que siempre resulta sorprendente al oído y fructífera al análisis. No existen aplicaciones de modelos trasladados de forma arbitraria al material sonoro, sino que todo en su música se desprende orgánicamente de la imaginación sonora, en una larga trayectoria que arranca en Riudoms y no abandona la luz meridional. En este sentido, la libre asimilación de lenguajes enriquece su poliédrico universo sonoro y se lleva a cabo con asombrosa agilidad gracias a un sólido bagaje técnico.
Las obras para voz que aquí se incluyen recogen distintas épocas dentro de su prolífico catálogo, y abarcan desde Cant espiritual indi (1964) para soprano y piano a On són, oh mar, els déus i llurs imatges (1993) para tenor y piano, aquí trasladada a la tesitura de soprano. Lo que podemos subrayar en la obra para voz de Guinjoan es una escritura que otorga importancia a la inteligibilidad del texto, junto a un lirismo expresivo muy personal que se manifiesta a través de oscilaciones microtonales y desplazamientos en una amplia franja interválica. En este aspecto, el trabajo de la soprano María Hinojosa y el barítono Joan Martín Royo es espléndido. Dotados de un poderoso instrumento, transitan su mundo sonoro con vehemencia expresiva y pulcritud de estilo elevando el género, muy exigente en la escritura de Guinjoan, a un nivel superlativo. La grabación, realizada en la Sala de Actos de la Residencia de Investigadores del CSIC de Barcelona a raíz del concierto-homenaje con motivo del 80 cumpleaños del compositor, tiene una nítida toma de sonido, y la labor de edición de Lluís Miquel Soler i Farriols contribuye al excelente resultado.